domingo, 3 de mayo de 2009

Domingo

Parece que empiezan los domingos de invierno. Llovida la tierra y el aire limpio.
La casualidad me trajo un recuerdo de idénticas características.
Por Julito

Encarcelado en el poyo de un parque (pensando en Brodsky)

Demasiado viento.
Poco viento.
Quedarse sentado
es actuar. Completar
la frase no dicha,
el silencio. Luego vendrá
una operación mental,
lingüística. Mil instantes
de vagabundo por los que
sólo el viento ha cruzado.
Nadie más que conozca.
Me dictan. Hacen de mí
un autómata agonizante
o agónico. A veces me suenan
bien las palabras y concluyo
la frase, son viento, o sueñan
bien las palabras, soy necio.
Alguien me dicta. Desafío al
viento. Mueve papeles hacia
el alba. – ¿Qué quiso decir con eso?
¿Que no se acaba el viento…?

Julio Acuña (1973-2008)

4 comentarios:

Jenaro dijo...

Se agradece la refrencia! Por persistencia de ese mismo oficio, un poco esnob, un poco estúpido, debo confesar que no conocía el trabajo de este mae. Aún somos muchos los costarricenses que deliberadamente ignoramos lo que el vecino hace.

Pelele dijo...

No sé, no recuerdo (quién se acuerda de esas vainas) pero me parece que julito era un ser dominical, de esos domingos con misas y borrachitos en los portales, y tanques de helio en los parques insuflando colores y un sol hervido que pronosticaba lluvias y vahos de café. no sé, no recuerdo, quien se acuerda de esas vainas

C.A. Fallas dijo...

Jenaro: poco importa conocer que hace el vecino, lo bueno es cuando te presentan a los vecinos y te caen bien.
Pelele: si a mi me dio esa leve impresión, pero tampoco recuerdo bien. Talvez el viejo se parecía a un domingo arquetipo, más o menos el que decís.

Pelele dijo...
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