domingo, 24 de julio de 2011

2083.



Noruega es un país del que sabemos más o menos que hace mucho frío casi todo el año, y que además tiene uno de los regímenes de bienestar más sólidos del planeta. Algunos más avezados sabrán que ahí se reúnen cada año para declarar el premio nobel de la paz. Pero esta historia cambio radicalmente cuando este viernes 22 de julio Anders Behring Breivik puso una bomba en el centro gubernamental de Oslo asesinando a 8 personas y el día siguiente abrió fuego en la isla de Uyola, donde más de 500 jóvenes entre los 16 y 22 años se reunían para discutir de política y temas actuales, el saldo de muertos ronda los 92 al día de hoy, en espera de reportes de los hospitales en donde permanecen internados otros tantos heridos por tal acción. Luego de la explosión en Oslo, los primeros reportes de los especialistas en terrorismo apuntaban a un atentado perpetrado por la organización fundamentalista islámica llamada Ansar al-Jihad al-Alami, de la que luego se supo ni siquiera existe. El New York Times, el Washington Post y otra lista de prestigiados medios se hicieron eco de tal interpretación, porque claro, era evidente que era un atentado terrorista, y los terroristas son musulmanes, o al menos la narrativa mediática nos hace aceptar eso sin sospecha, lo que nos recuerda que existe desde el 9/11 una estructura de comprensión en donde los hechos violentos en occidente provienen de los musulmanes, y que oculta al mismo tiempo que el odio y la clasificación de estas poblaciones también se han vuelto cada vez más comunes en Europa y Estados Unidos, arropados muchas veces por los partidos de corte ultraderechista y populistas, que cada vez ganan más terreno entre un electorado ignorante, desinformado y porque no: atemorizado.
La pregunta que surge entonces es: ¿quién es ese loco asesino?, la respuesta desoladora es que no es ningún loco, y sí un asesino confeso y orgulloso de sus acciones. La elaboración minuciosa de un manifiesto en donde se revelan los peligros que representan para Europa el que él llama marxismo cultural y multiculturalismo, nos indica que premeditadamente tenía muy clara su misión en la vida: convertirse en un mártir de la libertad, de la Europa blanca y cristiana, esa que los presidentes progres tratan de aniquilar dando espacio a que poblaciones extrañas habiten territorios a los que no tienen derecho. Si el documento es inspirado en buena parte por las ideas de un antecesor ideológico, sólo indica que en la sociedad "blanca" esto no es un caso atípico, sino una tendencia muy marcada y bastante legal. Para Behring el multiculturalismo es: "una ideología de odio anti-europea, diseñada para destruir la cultura europea y las tradiciones, las identidades Europeas, la cristiandad Europea y los estados-nación europeos. Y, como tal, es una ideología malvada genocida creada con el único propósito de aniquilar a todo lo europeo" Creo que está claro hasta este punto que el odio fue el principal móvil que movió a nuestro terrorista a llevar tales acciones. Así queda manifiesto también en el vídeo elaborado por el mismo a manera de digesto de sus 1500 páginas, en donde una selección de imágenes y textos ilustran claramente su punto: Europa está bajo amenaza, y las nuevas generaciones deben desarrollar una militancia que emparenta con los Templarios para defender los valores Europeos, esta militancia debe seguir los principios de fuerza, honor, sacrificio y martirio, los cuáles son los únicos que podrán llevar adelante esta "sagrada" misión, claro está, el dio el ejemplo a seguir.
Un tipo blanco, cristiano, europeo, militante en varios partidos de su país, que posiblemente pagaba la alta carga impositiva noruega, resulta ser nuestro nuevo modelo de terrorista, su edad apenas sobrepasa los treinta años, y es un héroe de su propia causa, causa que ciertamente es alentada desde los partidos neo-conservadores y con buen caudal entre la población cada vez más creyente de la amenaza de que su sociedad se derrumba.
El acto vil de asesinar a mansalva a un grupo de jóvenes, confirma uno de sus principios: el terrorismo es un arma y debe ser usada para llamar la atención acerca del peligro que acecha a la "sociedad blanca".
Los medios aún no están muy claros en llamar a los hechos acaecidos en Noruega "terrorismo", posiblemente teman que tal cosa desmantele una estrategia mediática y política que justifica las acciones militares llevadas a cabo en contra de los "terroristas", más en Estados Unidos que en Europa, pero ciertamente apuntamos a lo mismo, no vamos a perseguir a aquellos que propagan el odio en contra del Islam en sociedades democráticas y en donde se respetan los derechos humanos todos los días, menos aún si su profile se aleja al de las cartillas policiales de los aeropuertos y la Interpol.
Ciertamente estamos en frente, no de un nuevo enemigo, sino de un viejo enemigo llamado odio, intolerancia. La respuesta del primer ministro noruego resulta clara y contundente de lo que Europa debe defender:

"Nuestra respuesta es más democracia, más apertura, para mostrar que esto no puede ser detenido con más violencia"

Es claro que ese es el camino ha seguir, pero si esa democracia, esa apertura, lo único que permite es incubar violencia en contra de las poblaciones musulmanas o extranjeras, exaltar los valores nacionalistas de una sociedad frente a otra, también está claro que las víctimas pueden ser cualquier inocente, y que debemos tomar medidas para que el odio y todas sus expresiones sean erradicadas de nuestra vidas, para que el futuro que nos vaticina Anders Behring nunca se cumpla.