jueves, 27 de agosto de 2009

María


En una de las orillas del lago vive María, con el pelo largo y la cara morena. De güipil y demás, es como si cualquier casualidad le diera cuerda y la pusiera al viento para que camine. -Ma barato, com-preme uno- Los pasos cortos. El lago plano, quieto. Todos sospechan un secreto que duerme en el fondo, pero les da miedo contarlo a los turistas porque después no vuelven. Barren las mujeres afanosas con los hijos colgándoles a los lados. Barren y levantan nubes de polvo que desaparecen. Los pensamientos se disuelven con la vista del volcán. Caen despacio en lo azul, y sin prisa desde el bote un pescador los disuelve con su remo y llegan hasta el fondo. Un fondo desconocido que Dios no ha querido que sepamos adonde queda.

María se acerca sin ánimo de lucro. -¿Y tú que haces? -Matemática es mi materia favorita. -Mañana vienen los gringos.

Arma el mundo con pedazos que la gente deja olvidados en el lago. Los junta y se los lleva a su mamá para que los cosa. En las tardes lo saca a pasear por Santa Catarina Palopó, para que no se ponga triste.

domingo, 16 de agosto de 2009

Identidad Nacional: comentario a propósito del olvido.

Los datos: el pasado colonial es ese espacio histórico en el que se empezaron a cocinar la mayor parte de nuestras filias y fobias seleccionadas cuidadosamente por los regímenes liberales de finales del siglo XIX, para dar como resultado naciones homogéneas. La población de origen africano llegó desde que llegaron los primeros españoles, se quedaron y luego muchos más fueron traídos en condición de esclavitud a trabajar de manera forzada. Junto a estos, otros tantos en condición de libres se sumaron al contingente afrodescendiente. Clasificados como mulatos o pardos la mayoría, otros cayeron bajo la etiqueta de cuarterones, quinterones o zambos, términos todos que hacen referencia al mismo punto: la herencia africana. Pero las personas no son inmóviles y las relaciones con mestizos, españoles e indios estuvieron a la orden del día, "produciendo" según el gusto del etiquetador, mulatos o mestizos.
El afán por la etiqueta se explica en que la adscripción racial funcionó como un mecanismo de exlusión social, de ahí la importancia de enfatizar en la más desdichada de todas: tener un antepasado africano.
Más datos: Las independencias traen el final de las categorías raciales, y el discurso del fines del siglo XIX tomaría dos caminos más o menos claros, en el caso de nuestra Costa Rica, obviar la existencia de esta población, localizar a los indígenas en las montañas, y declarar por decreto a nuestra población blanca y trabajadora, sin las taras que las mezclas acarrean. En el caso de otros países centroamericanos el "mestizo" sería el resultado, pero un mestizo sin pasado, sólo con presente, formando una masa homogénea fácil de gobernar y orgullosa de sus logros militares, en donde los elementos africanos e indígenas fueron fácilmente olvidados.
El olvido y el silencio: así, olvidando y silenciando conformamos un cuerpo social dócil y afable en donde la homogeneidad es la norma, la diferencia la excepción. De ahí entonces que cuando nos hablan de población negra, la ubicamos automáticamente en el Caribe. Población extranjera y mal venida al país, anglo parlante y protestante.
Romper el silencio. ¿Cuál es el sentido de recordar que en nosotr@s se funden las tres raíces, como diría Beltrán? Asumir que la diferencia no nos es extraña, todo lo contrario, siempre ha estado ahí. Dejar la manía colonial por la etiqueta y la exclusión. Aceptarnos tal cual, sin pretensiones de homogeneidad. Acercarnos a exilar la discriminación, por cualquier motivo.