domingo, 9 de mayo de 2010

Welcome to the jungle.



En las nuevas corrientes del análisis historiográfico, Le Goff nos recuerda que la política está cargada de simbología, que los rituales en los que el poder se regodea suelen tener significados profundos que deben de ser investigados, como método para poder explicar la realidad política que nos rodea. El día de ayer se llevó a cabo el traspaso de poderes en la democrática Costa Rica, en medio de las coloridas comitivas internacionales , cierres de calles y un despliegue policial, nuestro hermoso país hizo eco de su "centenaria" democracia. En horas de la noche varias agrupaciones nacionales e internacionales le celebraron el traspaso a la flamante primera presidenta electa en estas tierras.
Pasada la media noche, las bombetas y el multicolor espectáculo de luces, me recordó a Le Goff y la importancia de los rituales del poder. ¿De qué se trata todo esto? la espectacularización de la política no la hace más democrática, el hecho de que los artistas doblen sus rodillas al poder, no quiere decir que este ha cambiado su orientación. El hecho de que ahora se escriba Democracia con luces de colores y trasfondo musical no la hace más cierta. El desempleo, la pobreza creciente, y las serias contradicciones que se dan en materia ambiental en el país, no dejan de existir porque un sabadito nos vienen a visitar hasta príncipes, y Blades toca gratis por la noche.
La legitimación del poder es una práctica fundamental de la sociedad política, en donde la principal tarea según lo plateara Gramsci es hacer que la sociedad civil se contente con el sistema de dominación. Es decir, si el pueblo está contento se deja mandar, y eso hace más democrática la democracia. A todo esto, habemos un buen sector que no nos dejamos desvelar ni encandilar por el poder y sus aspavientos, más aún, nos queda clarísimo que esto no es más que un circo, cuya función es distraer y hacer que todo sea más corrongo. Lo que pasa es que la corronguera no nos ayuda para nada, a quien ayuda, es a aquellos actores políticos cuyo interés es ser de lo más corrongo a los ojos del pueblo.
En medio de tanta ideología bien puesta, ya resulta natural la foto de los garrotazos y los jóvenes universitarios, pan de cada día, y a nadie le parece que esto riña en modo alguno con la democracia, en otras palabras son garrotazos muy democráticos. Mientras la indignación de ver a mis estudiantes tirados del pelo por la policía, crece poco a poco, se me hace el corazón un puñito cuando veo a la presidenta saludando chiquitos, mientras que un Perrozompopo, que se hizo un espacio en el pretil cantándole a los chancletudos, embelasado por los pelos de Obregón, ahora deleita un público de neófitos democráticos.
En resumen, la democracia lleva garrote, y al que no le quedó claro, mínimo antidemócrata vendepatrias. Este gobierno ya empezó, o ya siguió que es lo mismo, sólo les recuerdo que este, viene con presagio de Mal País.