sábado, 4 de julio de 2009

Golpe de Estado en Honduras.


Mucho me ha costado escribir sobre Honduras en esta semana, la velocidad de los eventos y los escenarios políticos no se quedan quietos para que uno les tome la foto. Así que las impresiones acá recojidas parten del Estado de la Cuestión hasta hoy sábado 4 de julio.

El Telón de Fondo: La democracia hondureña es sumamamente frágil, con un desarrollo histórico en el cual el ejército ocupaba un lugar de particular importancia en el manejo del país. Ejército que ciertamente fue entrenado por los estadounidenses en los largos años que estuvo la base militar en territorio hondureño, estratégicamente ubicada para luchar contra la Revolución Sandinista y los grupos insurgentes en Centroamérica. A partir de fines de la década de los 80 se da un proceso de democratización de la política hondureña, en donde el principal reto era que el poder militar se subordinara al civil y que la voluntad política popular se expresará en las urnas.

Lo mediato: Manuel Zelaya presidente de Honduras el año pasado dio un giro a su gobierno y se unió al ALBA, desplazamiento que conmovió a la clase política y económica y a buena parte de la población. Adoptó el presidente un discurso populista y recientemente medidas económicas en este sentido, como el aumento de los salarios mínimos.

Lo inmediato: El gobierno pretende llevar a cabo una encuesta, mediante la cual se exprese el pueblo al respecto de temas electorales referentes al periodo de gobierno. La Corte Suprema y el Poder Legislativo se niegan a aceptar este procedimiento prohibiéndole al presidente continuar con este proceso. El presidente da órdenes al ejército en la figura de Romeo Vásquez de que reparta las urnas. El militar se niega a esto en virtud de las órdenes emitidas por los otros poderes. El jueves 25 de junio las noticias se llenaron de Honduras, el presidente pide la renuncia al mando militar y se apronta al reparto de las urnas para la elección del domingo. El mando militar es restituido mediante orden judicial, puesto que se considera ilegal la destitución.
Frente a este entramado de confusiones, el gobierno reclama la presencia de una delegación de la OEA para que aclare si puede o no llevarse a cabo la encuesta y de paso que quede en firme que el presidente civil está sobre el mando militar.

El nudo: El domingo 28 en la madrugada una comitiva militar sacó a Manuel Zelaya de su casa, y lo "depositó" en suelo costarricense. A la tarde de ese mismo día en el congreso hondureño se leía una falsa carta de renuncia de Zelaya, se aprobaba la destitución y se nombraba nuevo presidente: el ex-militar golpista Roberto Micheletti. Al mismo tiempo se secuestraban los embajadores del ALBA, se cortaba la luz, se eliminaron los canales internacionales, se suspendió el internet, y algunos medios de comunicación locales fueron sacados del aire. Para la noche del domingo los hondureños y hondureñas tenían toque de queda, y al día de hoy sus garantías constitucionales suspendidas, incluída la libertad de prensa.

Para el martes el mundo señalaba que lo acontecido en Honduras era un Golpe de Estado y que Zelaya debería volver inmediatamente al poder.

Hacia una explicación y una solución: Las razones del Golpe de Estado apuntan a una disconformidad creciente en los sectores políticos y empresariales con la gestión del presidente hondureño. Principalmente la adhesión al ALBA y el "fantasma temible" de Chávez, elemento este último que ha sido esgrimido por los golpistas como el culpable de la crisis en Honduras, generaron una reacción a todas luces desmesurada. ¿Estaba inclumpliedo Zelaya la constitución? Eso debió seguir el debido proceso jurídico para determinar la concurrencia en delitos. Más preocupante es aún, el hecho de que los mandos militares "discutan" con el presidente y decidan no hacerle caso. En los países democráticos el ejército obedece órdenes del poder ejecutivo representado por el presidente, por lo que es a todas luces espúrea la restitución de Vásquez en su puesto.
Ahora Honduras está dividida, manifestaciones a favor de los golpistas son televisadas y manifestaciones en contra son reprimidas de manera violenta. La comunidad internacional le ha dado la espalda, y prentenden gobernar un país sin libertades en total aislamiento político y económico. Al interior del país el Golpe de Estado se legitima como una forma de "transición política" y se le hace creer a la población que eso también es democracia, confundiendo los mínimos principios del sistema político democrático, que se basa nominalmente en expresar la voluntad política en las urnas y no con las armas. Regionalmente el mensaje es claro: derechas de América Latina, recuperen el ejército y quiten a sus presidentes de izquierda.
Decir que todo es culpa de Chávez y Ortega es de un simplismo aberrante y poco esclarecedor. Independientemente si se es de derecha o de izquierda, a estas alturas la utilización de la violencia con fines políticos debe ser completamente repudiada.
La solución no está clara ni pronta, ayer renunciaba Honduras a la OEA, zafándose nominalmente de cumplir el ultimatum que vencía hoy para la restitución de Zelaya, el error es que la renuncia debe provenir de un gobierno legítimo y no uno golpista. El ejército está en las calles y Micheletti confía en sobrevivir de esta manera hasta las elecciones de noviembre, sumiendo a Honduras en la pobreza consecuencia de los bloqueos y embargos, y el descrédito político. Los señalamientos venezolanos de una posible invasión no tienen sustento en la realidad, y tomarlas como justificación de lo que pasa hoy, es nuevamente un reduccionismo.
¿Quién ayudará a Honduras? a pesar que las principales instancias diplomáticas mundiales se han pronunciado en contra del nuevo gobierno, pocas medidas concretas se derivan de esto, puesto que según se desprende de las declaraciones del gobierno, no están dispuestos a aceptar ninguna de las recomendaciones hechas. La solución militar sólo podría surgir de la ONU con el envío de cascos azules, escenario poco posible al menos hasta ahora, para que esto se diera tendría que haber una violación mucho más amplia de las libertades individuales y una situación de ingobernabilidad que aún no alcanzan los hechos en el país.
Entonces: la situación quedará más o menos así por los próximos seis meses, acostumbrándonos a escuchar que se quedan sin canales y que fulanito de tal está perdido. Embargo y bloqueo hasta el cambio de mando y más años de atraso económico, para Honduras y nosotros: sus vecinos. Claro, para este escenario falta considerar un elemento de vital importancia, y es el regreso de Manuel Zelaya a Honduras, en este sentido aunque lo acompañe un cuerpo diplomático, no pareciera que esto sea suficiente para que no enfrente un proceso judicial en su contra. Si vuelve lo procesan y las cosas siguen más o menos así, si no vuelve pasa más o menos, lo mismo.
Una profunda tristeza debe conmovernos, no por la retórica de que la democracia ha sido violada, sino, porque se convierte en un país en donde las libertades se violan sistemáticamente, y en donde las consecuencias de la avidez de poder, van a ser sentidas por los sectores más vulnerables.
El mundo: el mundo va a ver con ojos críticos lo que pasa, y redactar sendas resoluciones, pero de ahí en más, no creo que tenga posibilidad de incidir en el curso de los eventos.
Por último: Este texto pretende ser un resumen de eventos y alguna opinión, prescindiendo intencionalmente de los links. Y esperaría equivocarme en buena parte de lo dicho.

Gracias a @Chilota_71 por la foto.